Las previsiones dicen que va a estar bien, te levantas de la cama y bajas a mirar. Conforme vas llegando pueden darse tres situaciones:
1. Ni siquiera hace falta asomarse del todo, simplemente con escuchar y entrever de lejos sabes que esta perfecto
2. Te asomas y esperas para cerciorarte de que lo que ves en el momento es lo que hay
3. Te quedas un rato mirando y planteándote si realmente merece la pena, pero finalmente decides que si merece la pena.
Subes de nuevo a casa mientras el corazón se va acelerando poco a poco y todos tus problemas se te van olvidando. En cuanto llegas a casa coges todo lo necesario deprisa, revisas si está todo y bajas corriendo. Te cambias mientras sigues observando lo que te espera, calientas un rato y entras corriendo. Notas como el frio recorre tus extremidades, pero eso no importa es parte del encanto.
En cuanto llegas al lugar indicado esperas un poco, descansas, según lo que te haya costado llegar y te lanzas a la primera que ves. Cuando estás arriba notas como la adrenalina recorre tu cuerpo; la bajas notando sin duda la mejor sensación de todas. Una vez ya has bajado la intentas controlar, la subes y la vuelves a bajar, pegandote lo más que puedas a ella para que no te eche; y cuando ves que se cierra para acabar subes a lo más alto para salir despedido por ella. Vuelves hacia adentro para seguir repitiendolo una y otra vez puesto que la sensación que ello te provoca es indesctiptible.
Ya cuando el frio, el hambre, el cansancio o el anochecer te obligan a irte sales con la autentica sensación de ser un hombre en paz. Eso es el Surf
sábado, 6 de febrero de 2010
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